En Alianza con María, a 98 años de la primera Alianza de Amor.


Celebración del día de Alianza y apertura del Año de la Misión

El sol calentaba demasiado en la siesta tucumana. Octubre es un mes bastante cálido.
Fue un nuevo ofrecimiento a la Madre y Reina de Schoenstatt, de la familia de Schoenstatt de Tucumán, el pasado 18 de Octubre.
                Desde el Santuario, Jesús Eucaristía acompañaba a quienes se adelantaron para adorarlo. Comenzó luego la peregrinación desde la entrada del Santuario. Gauchos y paisanas portaban en andas las dos imágenes auxiliares de la Mater. Misioneras con sus imágenes peregrinas, peregrinos con cuadros de la Virgen, entronizada en Ermitas y Parroquias y en sus santuarios del hogar. Las banderas de los distintos países  rodeaban las auxiliares, un homenaje a la internacionalidad de la Campaña del Rosario.
                Durante la peregrinación, las cuentas del rosario  fueron desgranándose. Al llegar frente al Santuario, un gran rosario misionero daba la bienvenida a los peregrinos.

El fuego de la misión arde en el Santuario… y en los corazones.
El Padre Martín Aversano, que ese día celebraba sus 10 años de sacerdocio, presidió la ceremonia de apertura del Año de la Misión. Rezaron el rito, mientras los leños de la hoguera iban encendiéndose, obra de los Madrugadores, que de este modo, bajo el tórrido sol y más de 35º de temperatura, contribuían al brillo de la jornada.
Algunos no entendían el reparto de trozos pequeños de madera, otros, conociendo, ya lo habían traído preparado de sus hogares.
El guía dijo: “Para que la hoguera del Santuario vivo arda y la misión se expanda en tierra argentina, nos entregamos en este leño”.
A partir de ese momento y con mucha emotividad, lágrimas en los ojos, el corazón entregado en ese acto, cada uno de los presentes fue arrojando a la fogata una tablita con su nombre, comprometiéndose a ser luz en el camino de los hermanos de la patria.
Las llamas cobraban cada vez más altura, como si el ofrecimiento quisiese llegar al cielo. Una salva de bombas de estruendo ponían la nota festiva a este momento.
¡Cómo sonreirán allí la Mater, el P. Kentenich, Joao Pozzobon y todos los héroes de Schoenstatt, que dieron la vida por la misión de Cristo Jesús!

10 años de fidelidad a su misión sacerdotal
 Todos se dirigieron al salón de usos múltiples, donde se celebró la Santa Misa.
Habían asistido también algunos familiares y amigos del P. Martín Aversano, para acompañarlo en la Eucaristía de agradecimiento por los 10 años de su ordenación sacerdotal.
En la homilía, el P. Martín contó su encuentro con Schoenstatt: -“Cuando me comunicaron que mi ordenación sacerdotal sería el 18 de octubre de 2002, procuré conocer qué advocación mariana se conmemoraba ese día. Me dijeron que Nuestra Señora de Schoenstatt.”
“No conocía nada sobre el Movimiento, pero fue una señal y decidí celebrar mi primera misa, al día siguiente, el 19 de octubre, en el Santuario de la Virgen de Schoenstatt de Tucumán”.
Continúa: “Cuando sellé mi Alianza de Amor con María, comprendí que a partir de ese momento pertenecía a Schoenstatt y que la Mater me había elegido”.

Sacerdote y misionero
El P. Martín es sacerdote diocesano de Schoenstatt, con una entrega incondicional a los llamados de María. Asesora a la Juventud Femenina, formó un grupo de misioneros que crece cada vez más por su carisma y acompañamiento, celebra misas y confiesa en el Santuario y es el primer misionero que porta la imagen de María, Reina y Madre de los Sacerdotes.
Esta modalidad peregrina entre los sacerdotes y seminaristas de la diócesis de S. M. de Tucumán, llevando el mensaje de Schoenstatt y acercando a los párrocos al Santuario y a la Mater.
Cuenta el P. Martín: “El rosario que corona la imagen peregrina de María, Madre y Reina de los Sacerdotes, está confeccionado con semillas, simbolizando con ello nuestro servicio a la Palabra (la Palabra de Dios es semilla viva y eficaz) y nuestro ministerio Eucarístico (en la medalla del centro del rosario). Somos sembradores de una semilla que tiene vitalidad y poder para transformar el mundo”.
“El pelícano recuerda la oración que el P. Kentenich escribiera en 1942, cuando estaba preso en la cárcel de Coblenza, en la que él mismo se ofrecía como instrumento a la Virgen y le pide que encuentre otros instrumentos que ayuden a que Schoenstatt viva en, para y con Cristo y los demás, en todos los momentos de su vida: gozosos, dolorosos, gloriosos y luminosos. El pelícano se abre con el pico el costado y alimenta con la sangre a sus polluelos. Cristo dio su vida por nuestra redención y nos alimenta con su Cuerpo y Sangre en la comunión. Es un símbolo de la misión paternal y sacerdotal que como el Buen Pastor, “da la vida por sus ovejas”, concluye.
Al término de la Santa Misa, como es costumbre todos los días 18, todas las futuras mamás se acercaron para ser bendecidas. La Rama de Madres le regaló a cada una un par de escarpines para su bebé.
A esta bendición se agregó la de los cuadros y otros símbolos para los Santuarios del Hogar, contribuyendo, de esta manera, a la creación de muchísimos santuarios en los hogares de los peregrinos.

UNIDOS ESPIRITUALMENTE AL SANTUARIO ORIGINAL
Y aquí corresponde una acotación: Cuando integrantes del equipo 2014 de Tucumán pensaban en cuál podría ser el souvenir para repartir ese día, ninguno había leído todavía sobre la vigilia en el Santuario Original, ni sobre las piedritas luminosas. La causalidad quiso que decidieran regalar pequeñas bolsas con piedritas tomadas de la conquista de los cimientos del Santuario Original, parte que le tocó a Tucumán en la conquista espiritual  que realiza Argentina, camino al 2014.
La idea era que fueran colocadas en los Santuarios del hogar de cada persona que la recibiera.  Dentro de la misma va una explicación del significado.
Al leer el artículo de Schoenstatt.org, decidieron consignar la frase completa del P. Kentenich, culminando con las palabras: “Ustedes son las piedras que yo lanzo al agua”.
No podían salir de su asombro!!! ¡¡¡Cómo vincula  la Mater a sus hijos!!!
Iba acercándose la noche, cuando familiares y amigos rodearon al P. Martín, para saludarlo. Dos enormes tortas entraban en manos de misioneras y madres, para que el P. Martín soplara la vela de los 10 años, y le cantaron el cumpleaños feliz, compartiéndolas con todos los presentes.
Así culminaban las celebraciones de la tarde.

Apóstoles de Cristo, como instrumentos de reconciliación y unidad
Las actividades no terminaban allí. Por la noche, las familias y demás personas que por razones laborales no pudieron concurrir a los festejos, tuvieron también la oportunidad de compartir estos mismos momentos, pero con un Santuario iluminado, que brillaba en la oscuridad. La Misa fue concelebrada por el P. Pastor Achával y el P. Martín.
La fogata iluminaba la oscura noche, poblada de estrellas y otra vez las llamas se elevaron buscando contagiar su fuego a quienes las rodeaban.
“En este año te pedimos que nos envíes como instrumentos de reconciliación y de unidad”, exclamaron, conscientes de la misión encomendada.
El broche de oro de la celebración fue la torta otra vez compartida con el P. Martín y los fuegos artificiales que poblaron de nuevas estrellas el cielo, iluminando el camino que falta recorrer hacia el 2014.
No olvidaron los souvenires, frutos de una vinculación muy especial al Santuario Original.
TU ALIANZA, NUESTRA MISIÓN! 







 

No hay comentarios: