Celebración del
día de Alianza y apertura del Año de la Misión
El sol calentaba
demasiado en la siesta tucumana. Octubre es un mes bastante cálido.
Fue un nuevo ofrecimiento a la Madre y Reina
de Schoenstatt, de la familia de Schoenstatt de Tucumán, el pasado 18 de
Octubre.
Desde
el Santuario, Jesús Eucaristía acompañaba a quienes se adelantaron para
adorarlo. Comenzó luego la peregrinación desde la entrada del Santuario.
Gauchos y paisanas portaban en andas las dos imágenes auxiliares de la Mater.
Misioneras con sus imágenes peregrinas, peregrinos con cuadros de la Virgen,
entronizada en Ermitas y Parroquias y en sus santuarios del hogar. Las banderas
de los distintos países rodeaban las
auxiliares, un homenaje a la internacionalidad de la Campaña del Rosario.
Durante
la peregrinación, las cuentas del rosario
fueron desgranándose. Al llegar frente al Santuario, un gran rosario
misionero daba la bienvenida a los peregrinos.
El fuego de la misión arde en el
Santuario… y en los corazones.
El Padre Martín
Aversano, que ese día celebraba sus 10 años de sacerdocio, presidió la
ceremonia de apertura del Año de la Misión. Rezaron el rito, mientras los leños
de la hoguera iban encendiéndose, obra de los Madrugadores, que de este modo, bajo el tórrido sol y más de 35º de
temperatura, contribuían al brillo de la jornada.
Algunos no
entendían el reparto de trozos pequeños de madera, otros, conociendo, ya lo
habían traído preparado de sus hogares.
El guía dijo: “Para que la hoguera del Santuario vivo arda
y la misión se expanda en tierra argentina, nos entregamos en este leño”.
A partir de ese
momento y con mucha emotividad, lágrimas en los ojos, el corazón entregado en
ese acto, cada uno de los presentes fue arrojando a la fogata una tablita con
su nombre, comprometiéndose a ser luz en el camino de los hermanos de la
patria.
Las llamas cobraban
cada vez más altura, como si el ofrecimiento quisiese llegar al cielo. Una
salva de bombas de estruendo ponían la nota festiva a este momento.
¡Cómo sonreirán
allí la Mater, el P. Kentenich, Joao Pozzobon y todos los héroes de
Schoenstatt, que dieron la vida por la misión de Cristo Jesús!
10 años de fidelidad a su misión
sacerdotal
Todos se dirigieron
al salón de usos múltiples, donde se celebró la Santa Misa.
Habían asistido también algunos familiares y
amigos del P. Martín Aversano, para acompañarlo en la Eucaristía de
agradecimiento por los 10 años de su ordenación sacerdotal.
En la homilía, el P. Martín contó su encuentro
con Schoenstatt: -“Cuando me comunicaron que mi ordenación sacerdotal sería el
18 de octubre de 2002, procuré conocer qué advocación mariana se conmemoraba
ese día. Me dijeron que Nuestra Señora de Schoenstatt.”
“No conocía nada sobre el Movimiento, pero fue
una señal y decidí celebrar mi primera misa, al día siguiente, el 19 de
octubre, en el Santuario de la Virgen de Schoenstatt de Tucumán”.
Continúa: “Cuando sellé mi Alianza de Amor con
María, comprendí que a partir de ese momento pertenecía a Schoenstatt y que la
Mater me había elegido”.
Sacerdote y misionero
El P. Martín es sacerdote diocesano de
Schoenstatt, con una entrega incondicional a los llamados de María. Asesora a
la Juventud Femenina, formó un grupo de misioneros que crece cada vez más por
su carisma y acompañamiento, celebra misas y confiesa en el Santuario y es el
primer misionero que porta la imagen de María, Reina y Madre de los Sacerdotes.
Esta modalidad peregrina entre los sacerdotes
y seminaristas de la diócesis de S. M. de Tucumán, llevando el mensaje de
Schoenstatt y acercando a los párrocos al Santuario y a la Mater.
Cuenta
el P. Martín: “El rosario que corona la imagen peregrina de María, Madre y
Reina de los Sacerdotes, está confeccionado con semillas, simbolizando con ello
nuestro servicio a la Palabra (la Palabra de Dios es semilla viva y eficaz) y
nuestro ministerio Eucarístico (en la medalla del centro del rosario). Somos
sembradores de una semilla que tiene vitalidad y poder para transformar el
mundo”.
“El pelícano recuerda la oración que el P. Kentenich escribiera en
1942, cuando estaba preso en la cárcel de Coblenza, en la que él mismo se
ofrecía como instrumento a la Virgen y le pide que encuentre otros instrumentos
que ayuden a que Schoenstatt viva en, para y con Cristo y los demás, en todos los momentos de su vida:
gozosos, dolorosos, gloriosos y luminosos. El pelícano se abre con el pico el costado y alimenta con la sangre a
sus polluelos. Cristo dio su vida por nuestra redención y nos alimenta con su
Cuerpo y Sangre en la comunión. Es un símbolo de la misión paternal y
sacerdotal que como el Buen Pastor, “da la vida por sus ovejas”, concluye.
Al término de la Santa
Misa, como es costumbre todos los días 18, todas las futuras mamás se acercaron
para ser bendecidas. La Rama de Madres le regaló a cada una un par de
escarpines para su bebé.
A esta bendición se agregó
la de los cuadros y otros símbolos para los Santuarios del Hogar,
contribuyendo, de esta manera, a la creación de muchísimos santuarios en los
hogares de los peregrinos.
UNIDOS ESPIRITUALMENTE AL SANTUARIO ORIGINAL
Y aquí corresponde una
acotación: Cuando integrantes del equipo 2014 de Tucumán pensaban en cuál
podría ser el souvenir para repartir ese día, ninguno había leído todavía sobre
la vigilia en el Santuario Original, ni sobre las piedritas luminosas. La causalidad quiso que decidieran regalar
pequeñas bolsas con piedritas tomadas de la conquista
de los cimientos del Santuario Original, parte que le tocó a Tucumán en la
conquista espiritual que realiza
Argentina, camino al 2014.
La idea era que fueran
colocadas en los Santuarios del hogar de cada persona que la recibiera. Dentro de la misma va una explicación del
significado.
Al leer el artículo de
Schoenstatt.org, decidieron consignar la frase completa del P. Kentenich, culminando
con las palabras: “Ustedes son las
piedras que yo lanzo al agua”.
No podían salir de su
asombro!!! ¡¡¡Cómo vincula la Mater a
sus hijos!!!
Iba acercándose la noche,
cuando familiares y amigos rodearon al P. Martín, para saludarlo. Dos enormes
tortas entraban en manos de misioneras y madres, para que el P. Martín soplara
la vela de los 10 años, y le cantaron el cumpleaños feliz, compartiéndolas con
todos los presentes.
Así culminaban las
celebraciones de la tarde.
Apóstoles de Cristo, como instrumentos de reconciliación y unidad
Las actividades no
terminaban allí. Por la noche, las familias y demás personas que por razones
laborales no pudieron concurrir a los festejos, tuvieron también la oportunidad
de compartir estos mismos momentos, pero con un Santuario iluminado, que
brillaba en la oscuridad. La Misa fue concelebrada por el P. Pastor Achával y
el P. Martín.
La fogata iluminaba la
oscura noche, poblada de estrellas y otra vez las llamas se elevaron buscando contagiar
su fuego a quienes las rodeaban.
“En este año te pedimos que nos envíes como instrumentos de
reconciliación y de unidad”, exclamaron, conscientes de
la misión encomendada.
El broche de oro de la
celebración fue la torta otra vez compartida con el P. Martín y los fuegos
artificiales que poblaron de nuevas estrellas el cielo, iluminando el camino que
falta recorrer hacia el 2014.
No olvidaron los
souvenires, frutos de una vinculación muy especial al Santuario Original.
TU ALIANZA, NUESTRA MISIÓN!
TU ALIANZA, NUESTRA MISIÓN!
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