LA FAMILIA SCHOENSTATTIANA DE TUCUMÁN DESPIDE CON AGRADECIMIENTO Y EMOCIÓN AL PADRE IKEM NEWMAN.



Se unían varios acontecimientos el 20 de junio del presente año: aniversario de la creación de la bandera argentina, día de encuentro de la familia en el Santuario de Schoenstatt de Tucumán, para colaborar entre todos en tareas de mantenimiento y mejoramiento del predio, y un hecho muy especial: la despedida al Padre Newman.
Hace dos años, un Padre de Schoenstatt nigeriano llegó a Tucumán. Su amplia sonrisa dejaba al descubierto su gran corazón, pero el idioma es a veces una barrera que pone distancia.
Luego de un curso intensivo de español, el P. Ikem sorprendió a todos celebrando su primera misa en ese idioma. Al comienzo, no era fácil de entender, pero a medida que transcurrían los días y los meses, cada vez mayor el número de personas  lo esperaban en el Santuario para confesarse con él o para intercambiar algunas palabras.
Sus alabanzas, durante la Misa, en su lengua nativa, cautivó por su fuerza y porque las trasmitía desde el corazón.

ESTRAORDINARIO CONFESOR, HUMILDE, ALEGRE Y POR SOBRE TODO, UN GRAN PADRE.
Luego de compartir el almuerzo, preparado por los hombres de la Obra Familiar – un exquisito arroz con pollo- y los postres a cargo de Madres y Campaña del Rosario, comenzó la fiesta de despedida.
Todas las Ramas del Movimiento quisieron estar presentes con algunas palabras, canciones, regalos, que demostraban lo que el P. Ikem fue para cada uno de la familia. Llamaba la atención verlo rodeado de niños; siempre con alguno en brazos o bromeando con muchos de ellos, que en este momento lloraban por su alejamiento.
Surgieron algunas preguntas relacionadas con las cualidades que los schoenstattianos habían descubierto en el P. Newman. Coincidieron  en que es  muy buen confesor, siempre presente los domingos y 18 de cada mes en el Santuario, confesando hasta terminar con la fila, no importa la hora que fuera. También su humildad fue destacada por todos, la alegría que le ilumina la cara en una sonrisa permanente y su carisma de padre, siempre dispuesto a escuchar y sobre todo, contener y acudir en ayuda del que lo necesita.

“HAY UN TIEMPO PARA CADA COSA…”
Llegó la culminación de los festejos con la Santa Misa. Concelebraban, junto al Padre Newman, los Padres Guillermo Cassone, Tomás D’Elloca y Pastor Achával, quien arribó a Tucumán hace muy poco tiempo.
Durante la lectura, ojos empañados y corazones contritos escuchaban el capítulo 3 del Libro del Eclesiastés:
El momento oportuno3:1 Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa
bajo el sol:
3:2 un tiempo para nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
3:3 un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
3:4 un tiempo para llorar y un tiempo para reír,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
3:5 un tiempo para arrojar piedras
y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse
y un tiempo para separarse;
3:6 un tiempo para buscar
y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
3:7 un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
3:8 un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra y un tiempo de paz…

La Providencia debe haber buscado el momento oportuno para la partida del Padre Ikem, aunque a la familia tucumana le cueste esta separación.
Es posible que éste sea el tiempo para llorar y para separarse, ya llegará el tiempo para reír y abrazarse.
Aquel Padre nigeriano al que casi nadie entendía, parte en pocos días con el corazón de cada uno de los integrantes de este floreciente Schoenstatt tucumano. Su recuerdo quedará grabado y su sonrisa acompañará ese recuerdo.
No es fácil decirle adiós. Es mejor pensar que va a reencontrarse con su familia y tener la esperanza de su regreso o de un encuentro en algún Santuario, nuestro hogar en el mundo.
Lo importante es saber que su presencia deja una estela luminosa que lo seguirá siempre al lugar donde sea destinado.
PADRE IKEM, LA FAMILIA DE TUCUMÁN TE DESPIDE Y TE AGRADECE. TE LLEVAS UN POCO DEL CORAZÓN DE CADA UNO. OFRÉCELO EN CADA SANTUARIO AL QUE TE TOQUE LLEGAR.
HASTA SIEMPRE!























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