Tu Santuario es nuestro Belén… Allí diste a luz virginalmente al Señor”
Entramos en un nuevo Adviento, comenzamos un nuevo año litúrgico, la Iglesia camina hacia una nueva celebración del misterio inaudito: El Dios eterno se hizo hombre, se hizo tiempo, nació en un lugar, tiene nacionalidad, amó a su tierra y a Jerusalen la ciudad santa, cuyo centro es el Santuario.
Decir Adviento, decir nacimiento, es decir mujer y madre. San Pablo lo expresa sintéticamente al escribir que “al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer”.
Este dato no es menor a nuestra vida de adoradores. Si Dios nació “de María”, para que pueda nacer en nosotros y para nuestro tiempo, ha de ser en María, con María y por María. ¿Cómo vivir nosotros, adoradores de Sión, esta realidad tan natural y tan divina? ¡En el Santuario! Precisamente, en el camino hacia el “Jubileo 2014” la Familia de Schoenstratt ha entrado en lo que llamamos “el año del Santuario”. Así como en el año que terminó nos dejamos guiar por el Padre de la Familia, este año -sin soltar su mano- queremos vivir en y por lo que él llamó “mi secreta idea predilecta”. ¡el Santuario!
Del Padre Kentenich es la frase: “cuando me busquen, me encontrarán en el Santuario”. ¡El Padre vivía en y por el Santuario!, también nosotros podemos vivir “ahí”. Quizás, como adoradores, podamos tomar como guía esta frase:“Así quieres formar en tu Santuario una legión de hombres que recen en los desiertos del mundo; quieres conducirnos a las supremas alturas del amor…”
En el llamado “Oficio de Schoenstatt” (HP. Pág.62 a 63), el Padre de la Familia nos dice cómo vivió él el Santuario y qué significó en su vida. El Padre vivió en y por el Santuario uniéndolo al misterio de Cristo y de María. Lo expresa diciendo que el Santuario es:
· Nuestro Nazaret, oculto en la noche del tiempo.
· Es Belén en cuya aurora Dios se regocija.
· Es Nazaret, donde el Sol de Cristo irradia su calor.
· Es el Tabor que irradia para nuestro tiempo el resplandor y la gloria de Cristo.
· Es Betania, donde recogemos nuestros corazones.
· Es el Calvario hacia el que el Espíritu Santo nos lleva a subir.
· Es el Cenáculo hacia el que se nos invita a dirigir la mirada.
· Es el Monte Sión, que nos sonríe en la lejanía invitándonos al reposo y al silencio.
He aquí cómo el Padre Fundador vivía en y por el Santuario. También nosotros estamos llamados a vivir esta realidad, este misterio. En el Tabernáculo está Cristo, junto a él está María. Para que “Cristo nazca en nosotros”, para que nazca en y para nuestro tiempo, hemos de vivir en el Santuario. Vivir en el Santuario es vivir en María, “la Morada de Dios entre los hombres”. Es vivir ahí, donde “comenzó” Jesús su vida de hombre. No hay otro modo de ser nosotros Jesús sino por y con María.
Es por todo lo dicho, que les hago estas propuestas:
· Que en la medida de lo posible, nos vinculemos más al Santuario.
· Que en la medida de lo posible recemos algunas horas del Oficio de Schoenstatt.
· Que recemos una o más veces al día la oración de inicio del Oficio de Schoenstatt, la que transcribo:
“Tres veces Admirable, benigna y poderosa, espiritualmente me postro ante tu imagen en unión con todos los consagrados a ti, que están dispuestos a morir por tu reino.
Queremos reflejarnos en tu imagen y volver a sellar nuestra Alianza de Amor. A nosotros, tus instrumentos, en todo aseméjanos a ti y en todas partes por nosotros construye tu Reino de Schoenstatt”
Les deseo a todos un Adviento muy rico en vivencias con María y el Niño. Que sus hogares sean Hogares-Santuario, que en el Santuario del corazón sea siempre un lugar donde “Cristo nace de nuevo”.
Un cordial saludo. Que Dios les lleve en la palma de sus manos y les bendiga:
P. Alberto E. Eronti
1 comentario:
Hermosas y sabias palabras Padre. le escribo desde Chile, Curicó. Nuestro santuario tierra joven tiene dos años de vida y estamos comenzando con la pastoral del santuario como gran objetivo de la familia curicana. Me llegaron tanto sus palabras que la estoy transmitiendo a nuestra gente para que la medite dentro del marco del adviento.
Un abrazo desde acá y permanecemos fieles en la Alianza.
Claudio Baeza Bustos, Santuario Tierra Joven, Curicó.
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