
"La Presidencia General acoge gustosa el deseo de la Conferencia 2014, que el símbolo del Padre, que nuestro padre regaló para el Santuario original, inicie una peregrinación mundial. El 8 de julio de 2009 (el 99 aniversario de la ordenación sacerdotal del P. Kentenich), en la celebración de la Eucaristía a las 9:00 horas en el Santuario original, será enviado para visitar todas las Familias schoenstattianas nacionales. Con este símbolo, que nos recuerda el cuidado amoroso y la conducción de Dios Padre, quedan todos invitados al Jubileo del 2014 en el Santuario original...". A comienzos de mayo, el Padre Heinrich Walter invitó con estas palabras a toda la Familia de Schoenstatt a sumarse al inicio de una peregrinación, que culminará el 18 de octubre de 2014.
El 15 de octubre de 1967 el Padre Kentenich regaló este símbolo del Padre - símbolo del cuidado amoroso y la conducción de Dios Padre - a la familia de Schoenstatt de la diócesis de Trier, para guardarlo en representación de toda la familia. Tan sólo un año más tarde, inesperadamente, el símbolo del Padre comenzó una peregrinación mundial imprevista: tras el fallecimiento del Padre Kentenich peregrinó por los países que tanto tiempo habían estado esperando la visita personal del Padre Kentenich después de los largos años de separación a raíz del exilio impuesto por
La peregrinación mundial ya comenzó - el 8 de julio de 2009
A comienzos del mes de mayo, el Padre José María García y
Los países que aún quieran anotarse pueden escribir a2014@schoenstatt.de para pedir una fecha o ver las fechas disponibles aún para la visita del Símbolo a su país.
Con la peregrinación mundial del Símbolo del Padre, la cuenta regresiva al 18 de octubre de 2014 definitivamente ha comenzado.
"Que este símbolo ayude a que la conducción divina nos entusiasme para que entremos en contacto vital entre nosotros", dice el P. Heinrich Walter, " y surja una corriente de vida que podamos introducir en
- Predica del P. Kentenich –
Bendición del símbolo del Padre para el altar del Santuario de Nuevo Schoenstatt
"José, levántate. . ." ¿Saben que al decir esto también nos referimos a nuestro misterio de Schoenstatt, a nuestro misterio de María? ¡Recen el oficio de Schoenstatt! ¿Cómo se manifiesta allí la Sma. Virgen? Como la Gran Portadora de Cristo. ¿Cómo la hemos considerado siempre? Como el clásico punto de convergencia en una doble dimensión; nos referimos a Ella como punto de convergencia de lo natural con lo sobrenatural y viceversa. ¿Qué significa esto? Nos atrevemos a usar las palabras: "María es el remolino que atrae hacia Cristo, Ella es la catarata de Cristo". En la medica en que estemos vinculados a la Sma. Virgen y le regalemos a Ella a aquellos que nos son confiados, la veremos actuar como remolino de Cristo. Cuando entramos en un remolino no nos podemos escapar más. Si nos arrastra una catarata no podemos dar marcha atrás. Lo mismo podemos decir de María, Ella es la catarata de Cristo, el remolino de Cristo.
"José, levántate, toma al Niño y a su Madre!" ¿Quién es, en este contexto, San José? Es la Familia. "Toma al Niño y a su Madre!" ¿Comprenden qué significa lo que mencionamos anteriormente bajo el nombre "misterio de Schoenstatt? Al igual que San Miguel, San José no es sólo el guardián del Smo. Sacramento sino también el guardián apasionado de aquello que hemos llamado nuestro misterio, nuestro poder secreto, nuestro testamento, nuestro tesoro: La Sma. Virgen, la gran Educadora que nos conduce a Cristo. Desde ahora nos dirigimos conscientemente a la gran Educadora.
A Patre! Del Padre recibieron ambos la tarea de guiar el mundo de regreso al Padre. ¡Ad Patrem! Desde hoy sabemos que el Símbolo del Padre nos indica: Ad Patrem. ¿Saben lo que significa esto? Lo que parte del Padre debe volver al Padre. Por lo tanto, desde hace muchos años hemos agregado: la Sma. Virgen no es sólo un remolino que nos lleva a Cristo, sino también que nos lleva al Padre. La Madre y el Hijo tienen sólo una tarea: conducir al Padre. Aquí está el gran simbolismo ante nuestros ojos. Por cierto que nosotros, como Provincia del Padre, hemos tenido desde un principio la tarea de llevar una corriente patrocéntrica a la Familia, al mundo y a nuestro tiempo. Y es algo sumamente grande y profundo el modo cómo hemos cooperado creadoramente en las corrientes de la Familia, cómo las hemos vivido y asumido en unión con todos. Cuanto más fuimos conducidos a la Sma. Virgen, tanto más fuertemente Ella nos condujo a Cristo, y en Cristo, al Padre. A mí me parece que actualmente no existe en la Iglesia otra comunidad que esté impulsada tan fuerte y profundamente por una corriente patrocéntrica de tanta vida como la nuestra. Y es lo más lógico del mundo que esta corriente del Padre tenga que enfrentarse con dificultades. Y es justamente por ellas que debe mostrarse si ha sido la Sma. Virgen quien despertó esta corriente patrocéntrica o si ella es el fruto de la iniciativa humana.
¡Ad Patrem! Nos lo anuncia el Símbolo del Padre. Y así como la corriente patrocéntrica ha crecido extraordinariamente, también el reverso ha crecido extraordinariamente, también el reverso ha crecido otro tanto: la corriente filial. Padre e hijo forman una unidad. Donde ha crecido la corriente del Padre, allí fluye también una corriente de filialidad. ¿Qué otra cosa podía necesitar con mayor urgencia la época actual que una corriente del Padre y una corriente de filialidad? Muchas veces lo hemos explicado en el lenguaje de los niños: así como en la familia natural la tarea de la madre consiste en conducir al padre, en llamar la atención sobre él, porque de otra manera el niño no sabría quién es su padre (pues el padre no vive tan instintivamente unido al niño como la madre); así también lo hace la Sma. Virgen. Sin la madre no sabríamos con seguridad quién es nuestro padre. La tarea de cada auténtica madre es revelar el ser del padre.
Esto lo han visto realizado en forma muy profunda en nuestra Familia. Desde un comienzo fue mi ideal conducir a todos Uds. a la Madre y Ella los tomó de la mano y los condujo al Padre. No olviden: el Padre es siempre lo último, lo más profundo; el Padre es el principio y el fin de toda la historia de salvación. No olviden: toda nuestra piedad puede ser siempre mariana y lo será eternamente; nuestra piedad será eternamente una devoción a Cristo y al Espíritu Santo, pero ella deberá ser también eternamente una piedad patrocéntrica. En nuestra manera de pensar sencilla —que ve siempre la naturaleza y la gracia en una totalidad— vemos cómo Dios cuida de que en nuestro camino encontremos transparentes del Padre Dios.
Si la Sma. Virgen quiere crear desde sus Santuarios una profunda renovación mundial, entonces tiene que preocuparse también de que los transparentes del Padre Dios —el padre humano como reflejo del Padre Eterno— sea nuevamente el punto de reposo aquí en la tierra.¡Corriente del Padre y corriente de filialidad! Allí tienen el doble círculo, la doble línea que se expresa en las palabras: "A Patre, Ad Patrem." ¡Del Padre, al Padre! Parece ser una de las tareas más esenciales de la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt el crear desde sus Santuarios esta corriente paterno-filial. Desde hace años venimos diciendo que uno de los mensajes nucleares de Schoenstatt es el de la paternidad de Dios, y el de la de sus imágenes terrenas, sus transparentes, como caminos de vital importancia para despertar en forma viva y eficaz una profunda e íntima filialidad frente al Padre Dios.
Nuestra espiritualidad mariana- patrocéntrica. Importancia de la paternidad natural como camino hacia Dios. Así deben interpretar el sencillo acto de la bendición del Símbolo del Padre. Muchas veces sucede que la sencillez de las ceremonias exteriores determina la grandeza del acto y que la solemnidad de las ceremonias exteriores tiene una relación inversa respecto a su importancia. De mi parte quisiera dar simplemente la bendición al acto de hoy, quisiera dar al Símbolo del Padre la bendición eclesiástica. Pero Uds. sienten lo que quiero expresar con esto. Creo imperturbablemente que de las luchas actuales se puede esperar una irrupción de la corriente mariana hacia la corriente del Padre precisamente en este doble carácter: en cuanto a la persona del Padre Celestial y a la del padre terrenal. (…)
Ahora sentimos también con qué intensidad fue incorporada la Sma. Virgen, en Schoenstatt, a la gran misión de Cristo. No sé si han captado las distintas palabras en su contenido pleno. Si Cristo declara: "He manifestado tu Nombre a los míos. . .", saben de qué nombre se trata. Es el nombre del Padre, aunque hoy ya no resuena más. ¡Cuántos millones de hombres ya no tienen padre! No tienen más conciencia de tener padre, no tienen un verdadero padre. ¿Qué resuena hoy en la palabra "Padre"?. Millones y millones de hombres no tienen idea de los rasgos paternales de Dios porque nunca han percibido algo de El, de su paternidad, en un padre humano. Uds. saben con qué profundidad me he sentido impulsado a sacrificar todo para ayudar a que este aspecto del orden salvífico de Dios se torne una realidad. Como Uds. saben, esto se llevó a cabo incluso a costa de enfrentarse con costumbres tradicionales o de llegar a prácticas que no correspondan a las usuales... Quien nos llega a conocer, quien conoce nuestra sencilla filialidad, se preguntará con asombro: ¿de dónde tanta riqueza, de dónde tanta ingenuidad, de dónde tal paraíso? Conocemos la respuesta: la Sma. Virgen nos condujo al Padre. Ella nos enseñó a rezar: "Padre nuestro, Padre, te agradezco que me hayas revelado esto. Te agradezco porque lo has revelado a los pequeños. Te agradezco que nos hayas revelado a nosotros todo el mundo de la sencilla filialidad. Te agradecemos haber encontrado al Padre. . ."
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