Encuentro Nacional de Mujeres 2009.

Ayer fue un día histórico para toda la Iglesia Tucumana. El pueblo católico se movilizó sin miedo, con convicción y coraje, en defensa de la vida.

Pero por sobre todas las cosas, merecen un especial reconocimiento las miles de mujeres de todas las edades (adolescentes, adultas y mayores) que no hicieron caso de los peligros a los que se exponían, concurriendo a los distintos talleres con el objeto de hacer prevalecer la postura en defensa de la vida.

Fue emocionante observarlas comulgar en la misa previa. Nuestras 1200 mujeres se fortalecían espiritualmente con el Cuerpo y Sangre de Cristo, encomendándose al Espíritu Santo para que les dé el coraje y la sabiduría de enfrentar a 18.000 activistas que vinieron a sentar las bases de una cultura basada en el horror de la muerte.

Teniendo a María como modelo, con la fortaleza espiritual que les dio la Eucaristía y con el convencimiento de estar transitando el camino que nos indicó Cristo, este fin de semana nacieron para la historia de la Iglesia Tucumana 1.200 heroínas de Cristo.

Heroínas que se vieron sometidas a todo tipo de presiones y humillaciones. Agresiones físicas y morales. Las que fueron contestadas solo como lo hacen los héroes o los Santos: con humildad e inteligencia.

El rencor que brotaba de las afrentas recibidas se transformaba en un manantial de fe y esperanza que las engrandecía en la lucha que eligieron libremente. Porque a ellas nadie les pagó. Ellas actuaron por convicción y con la fortaleza de saberse instrumento de Dios.

No solo las vimos en la lucha de ideas, sino que también nos acompañaron a los hombres en le rezo del rosario, defendiendo la Casa de Dios en la Catedral, en San Francisco y en La Merced. Soportaron insultos, botellazos, naranjazos, pinturas etc, impidiendo que esta horda de mujeres pudiera ingresar en los templos.

Nuestro mas profundo respeto, reconocimiento y admiración por todas aquellas mujeres que han escrito la historia, a las 1.200 heroínas anónimas que han sido partícipes de un triunfo aplastante en defensa de la vida y de Cristo.

Alejandro López Campo