
Sión del Padre, 27 de junio de 2009
QUERIDOS MISIONEROS DE LA CAMPAÑA:
En este día en que recordamos un nuevo aniversario de la muerte de Don Joao y antepuertas de las elecciones que preanuncian que cambiará el “mapa político” del país, les escribo estas líneas. ¿Qué podemos decir como misioneros frente a este acontecimiento de nuestra democracia?.
Llamados como misioneros a construir desde las bases una nueva Argentina
Por lo pronto queremos agradecer a Dios que, a pesar de todas las dificultades, podamos elegir democráticamente en nuestro país. No nos queremos dejar arrebatar por nadie ese derecho de ser un pueblo libre, republicano y democrático.
Cuando Don Joao visitó a Juan Pablo II escribió lo siguiente: “Hoy la Peregrina recibió la bendición del Santo Padre , el Papa para todo Brasil”. Él sentía que su caminata con la Peregrina era una gran gracia para Brasil, su tierra. Ella ayudaba a que los vecinos se entendieran, a rearmar vínculos familiares rotos, a alentar ideales muertos en los corazones de los jóvenes, a cobijar a los niños bajo su manto, a atar vínculos entre ciudad y ciudad, etc.
Preguntémonos: ¿siento que cuando estoy caminando con la Peregrina Dios está bendiciendo Argentina?
Inmolarnos por nuestra patria y su gente
John Fitzcheral Kennedy dijo una vez: “no te preguntes qué puede hacer tu país por tí, sino que puedes hacer por tu país”. Muchas veces se tiene la impresión de que los argentinos somos muy conscientes de nuestros derechos. ¡Qué bueno que hayamos crecido en esto!. Pero tan importante como eso es tener conciencia de nuestros deberes. Don Joao lo sabía claramente: “Los deberes hay que cumplirlos”. El primer paso hacia la santidad consiste en cumplir con nuestras obligaciones cotidianas. El Evangelio en su sobriedad nos recuerda en primer lugar eso: “somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber” (Lc 17, 10).
Pero eso no basta: “Heroísmo es ir un poco más allá del deber que tenemos como cristianos. Por eso solemos decir: Mais um poquinho (un poquito más)”. En este año queremos poner nuestra vida bajo la luz y el impulso del heroísmo filial. Una de las fibras esenciales de este heroísmo es inmolarse por Ella. Don Joao lo expresaba así: “Pido que no te apiades de mí, estoy decidido a ser heraldo y pararrayos del nuevo Schoenstatt brasileño. Que se inmola en el fiel, fidelísimo cumplimiento del deber por vos. Que cada sufrimiento y dolor que me envíes, se convierta en una constante alegría y agradecimiento”. El P.Esteban solía decir: “a mayor entrega, menor desgaste”. Aprendamos de estos dos grandes que nos muestran el camino de la entrega total.
Don Joao amaba profundamente a su patria y a la gente que habitaba en ella y diariamente expresaba este amor con un pequeño gesto: “Todos los días en los primeras horas de la mañana, al romper los primeros rayos de luz, al comenzar el nuevo día, me inclino y beso la tierra...”.
Preguntémonos: ¿cómo es mi amor a mi patria? ¿rezo todos los días por ella, por nuestros gobernantes? ¿tengo algún gesto que me recuerda mi amor a Argentina?
Me confío a la oración de ustedes y les envío mi bendición sacerdotal.
P.JUAN JOSÉ RIBA
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