
Sión del Padre, en la Fiesta de Todos los Santos 2008
QUERIDOS MISIONEROS DE LA VIRGEN PEREGRINA:
Noviembre es el “mes de María”. ¡Que mejor marco para darles a conocer el escalón 2009 expresado así: “démosle a la Virgen una gran alegría: acerquémosle a nuestros niños”!.
Démosle a la Virgen una gran alegría
¡Cuántas alegrías nos ha dado la Sma Virgen a lo largo de nuestra vida!. ¡Seguramente ya hemos perdido la cuenta!. Don Joao comentaba una vez: “Qué bella es, qué alegre es la vida con María, sentir las vivencias de Jesús, sentir sus sentimientos, emplear todo el esfuerzo en imitarlo y llevar su mensaje al pueblo; son alegrías profundas: encontrarse con el pueblo y rezar con ellos renovando la fe cristiana”. Como misioneros podemos confesar cada uno a su manera lo que Don Joao decía: también nosotros hemos sentido este gozo en nuestra vida.
Ahora bien: en este mes nosotros queremos darle una alegría a nuestra Madre y promover esto también entre nuestros misionados. ¡Alegría por alegría! Ese debería ser nuestra divisa para este mes de María.
Para que esto se vuelva realidad debemos pedirle como Don Joao “Que cada sufrimiento y dolor que me envíes, se convierta en una constante alegría y agradecimiento”. Esta es la gran sabiduría que deberíamos redescubrir en este mes. Las contribuciones cotidianas al Capital de Gracias se apoyan sencillamente sobre este fundamento: cuando se las ofrezco sencilla y sinceramente, Ella las convierte en fuente de alegría diaria.
Preguntémonos: ¿he meditado sobre las alegrías que la Virgen me ha dado a lo largo de mi vida? ¿le he respondido dándole a Ella una alegría, aunque más no sea una pequeña cruz aceptada?.
Acerquémosle a nuestros niños
Sin embargo en este mes no sólo queremos pedirle algo a la Virgen sino darle una alegría: acercarle a nuestros niños. Esto significa acercarle a nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros pequeños vecinos, los compañeritos de ellos, los niños de la calle, los de catequesis, los de mis compañeros del club, del trabajo o de la oficina.
En el próximo tiempo queremos abrir más y más nuestra Campaña a los niños invitándoles a rezar el Rosario para niños, peregrinar a nuestras ermitas o santuarios, ofrecerles ser misioneritos. Ellos deben ser cada vez más protagonistas de la evangelización de sus compañeros, de sus familias, de sus escuelas y jardines de infantes.
No olvidemos: si los acercamos a María, Ella los cobijará, educará y utilizará como sus instrumentos predilectos y así cumpliremos el anhelo de Jesús, nuestro Señor: “Dejad que los niños vengan a mí” (Mc 10, 14).
Les propongo sencillamente lo siguiente: que cada uno piense en cinco niños a quienes piensa acercar la Peregrina en este mes. ¡Qué hermoso regalo sería para la Sma Virgen en este mes!.
Que este Mes de María sea el comienzo de una nueva Primavera de la Campaña entre los niños. Me sigo confiando a la oración de ustedes y les envío mi bendición sacerdotal.
P. JUAN JOSÉ RIBA
QUERIDOS MISIONEROS DE LA VIRGEN PEREGRINA:
Noviembre es el “mes de María”. ¡Que mejor marco para darles a conocer el escalón 2009 expresado así: “démosle a la Virgen una gran alegría: acerquémosle a nuestros niños”!.
Démosle a la Virgen una gran alegría
¡Cuántas alegrías nos ha dado la Sma Virgen a lo largo de nuestra vida!. ¡Seguramente ya hemos perdido la cuenta!. Don Joao comentaba una vez: “Qué bella es, qué alegre es la vida con María, sentir las vivencias de Jesús, sentir sus sentimientos, emplear todo el esfuerzo en imitarlo y llevar su mensaje al pueblo; son alegrías profundas: encontrarse con el pueblo y rezar con ellos renovando la fe cristiana”. Como misioneros podemos confesar cada uno a su manera lo que Don Joao decía: también nosotros hemos sentido este gozo en nuestra vida.
Ahora bien: en este mes nosotros queremos darle una alegría a nuestra Madre y promover esto también entre nuestros misionados. ¡Alegría por alegría! Ese debería ser nuestra divisa para este mes de María.
Para que esto se vuelva realidad debemos pedirle como Don Joao “Que cada sufrimiento y dolor que me envíes, se convierta en una constante alegría y agradecimiento”. Esta es la gran sabiduría que deberíamos redescubrir en este mes. Las contribuciones cotidianas al Capital de Gracias se apoyan sencillamente sobre este fundamento: cuando se las ofrezco sencilla y sinceramente, Ella las convierte en fuente de alegría diaria.
Preguntémonos: ¿he meditado sobre las alegrías que la Virgen me ha dado a lo largo de mi vida? ¿le he respondido dándole a Ella una alegría, aunque más no sea una pequeña cruz aceptada?.
Acerquémosle a nuestros niños
Sin embargo en este mes no sólo queremos pedirle algo a la Virgen sino darle una alegría: acercarle a nuestros niños. Esto significa acercarle a nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros pequeños vecinos, los compañeritos de ellos, los niños de la calle, los de catequesis, los de mis compañeros del club, del trabajo o de la oficina.
En el próximo tiempo queremos abrir más y más nuestra Campaña a los niños invitándoles a rezar el Rosario para niños, peregrinar a nuestras ermitas o santuarios, ofrecerles ser misioneritos. Ellos deben ser cada vez más protagonistas de la evangelización de sus compañeros, de sus familias, de sus escuelas y jardines de infantes.
No olvidemos: si los acercamos a María, Ella los cobijará, educará y utilizará como sus instrumentos predilectos y así cumpliremos el anhelo de Jesús, nuestro Señor: “Dejad que los niños vengan a mí” (Mc 10, 14).
Les propongo sencillamente lo siguiente: que cada uno piense en cinco niños a quienes piensa acercar la Peregrina en este mes. ¡Qué hermoso regalo sería para la Sma Virgen en este mes!.
Que este Mes de María sea el comienzo de una nueva Primavera de la Campaña entre los niños. Me sigo confiando a la oración de ustedes y les envío mi bendición sacerdotal.
P. JUAN JOSÉ RIBA
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