Una opinión sobre la marcha en defensa de la Familia


Es la segunda vez en corto tiempo que , a pesar de tantos sucesos desafortunados que vivimos a diario, de tantos sinsentidos, de tantas irracionalidades , nos podemos sentir orgullosos de la respuesta que nuestro movimiento tuvo ante los últimos ataques que sufrió la Familia argentina.

Todavía está fresco en mi recuerdo, la devoción que se veía en aquellas mujeres que comulgaban en la misa previa a los talleres de las mujeres autoconvocados del año pasado, sabiendo que se internaban en un mundo desconocido para muchas de ellas.

Y ese recuerdo se hizo presente la otra noche al ver a esas mismas mujeres, acompañadas de sus maridos, y sus hijos a la Marcha en defensa de la Familia.

Esa misma convicción, esa misma fuerza, ese mismo espíritu resurgió nuevamente en todos y cada uno de los que estuvimos allí.

¡Esa es la Iglesia que hace falta! La Iglesia de los que saben que “Cristo es el camino”, de los que saben que “las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella” y no temen dar la cara ni levantar sus voces en defensa de sus creencias.

La tragedia de nuestro tiempo no son los malos, sino que los buenos no hacen nada.

Digamos junto al Padre Kentenich: “Durante toda mi vida no hice otra cosa que decir SI a la voluntad de Dios”.

Las Voces del Tiempo nos están gritando que la Familia corre serios peligros: aborto, divorcio, infidelidades, desvalorización del matrimonio, eutanasia, etc.

Y muchos católicos hemos escuchado esas voces y descubrimos que nuestra misión hoy, es decir:”Presente” ante cada convocatoria que se nos hace..

SCHOENSTATT estuvo presente. La Mater nos hizo ver que sin la Familia no hay nada, sin los lazos familiares no podemos crear los vínculos necesarios para construir una Patria fundada sobre el respeto y el amor a la vida.

Creo que nuestro Padre Fundador desde la patria celestial se ha de sentir muy orgulloso al ver que sus “hijos” supieron defender la vida en libertad y con convicción.

Una abrazo en Cristo y María.

Alejandro.

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