Carta de Alianza noviembre
2012
Queridos hermanos en la Alianza:
Como cada año, los dirigentes del Movimiento de Schoenstatt de Argentina nos
reunimos el último fin de semana de octubre junto al Santuario de nuestra Madre
y Reina en Florencio Varela, con el
triple objetivo de evaluar lo
trabajado en el año 2012, tomarle el
pulso a nuestro tiempo escuchando las voces de Dios en la vida de
Schoenstatt, de la Iglesia y de la Patria, y proyectarnos con nuevos objetivos para el año 2013. En la Jornada
de Delegados participamos unas 100 personas entre Coordinadores Diocesanos de
30 diócesis del país, representantes de las Ramas, los Miembros de la Central
de Asesores y de la Presidencia de la Familia en Argentina.
Durante el año 2012 vivimos fuertemente el vínculo al Santuario de
la Mater; peregrinamos y estuvimos en él. Ese fue nuestro objetivo a nivel
nacional y mundial camino al jubileo del centenario de Schoenstatt en el 2014. Pero
también el mensaje “Santuario vivo y hogar para
el mundo” fue llevado a las casas, a los barrios, colegios, lugares de trabajo
y medios de comunicación para que todos encuentren hogar en el corazón de Dios.
Al mirar el horizonte
del año 2013 claramente vimos que Dios nos está diciendo algo
· en el Año de la Fe
proclamado por el Papa Benedicto XVI para toda la Iglesia,
· en el Año de la Misión
para la Familia de Schoenstatt de todo el mundo,
·
en la
dura realidad de nuestro país que clama por unidad ante tanta confrontación, y más compromiso cívico ante tanta corrupción y desintegración social.
A estas voces de Dios queremos
darle una respuesta desde nuestro carisma, trabajando y ofreciendo a la Iglesia
y a la sociedad los dones que Él nos dio para que muchos hermanos se
enriquezcan con ellos. Por eso nos planteamos DOS OBJETIVOS para trabajar en el año 2013:
1.
revitalizar el ardor por
una fe práctica en la Divina Providencia,
2.
profundizar el ardor
misionero por una cultura de Alianza.
1. ¿Qué significa revitalizar el ardor por una fe práctica en la Divina
Providencia?
Queremos revitalizar nuestra fe profundizando aquello que decimos creer y para ello nos apoyaremos
en la Palabra de Dios y el Catecismo de la Iglesia. Pero no solo queremos
conocer los contenidos de nuestra fe, sino que también queremos descubrir cómo
Dios nos habla en nuestro interior, en nuestra historia y en la vida diaria: “Con la mano en el pulso del tiempo y el
oído en el corazón de Dios”. La fe
es nuestra adhesión y vínculo personal a Dios, el seguimiento a Cristo que nos
lleva a comportarnos de acuerdo a lo que creemos. El P. Kentenich nos legó
en la fe práctica en la Divina Providencia la convicción de que Dios es un Dios
que ha sellado una Alianza con nosotros, que nos ama y conduce con amor hasta
en los más pequeños detalles de la vida. Y es una fe “práctica” porque es una fe fundada en el amor, y el amor se
traduce en obras concretas. Decía el P. Kentenich: “El Dios de la vida no quiere solo una respuesta de la cabeza sino
también del corazón. La fe práctica en la Divina Providencia es la consonancia
de la conducción de Dios y del seguimiento del hombre”.
El Papa Benedicto XVI nos dice en su Carta Apostólica “Porta
Fidei”: “La fe, en efecto,
crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica
como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el
corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el
corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a
aceptar su Palabra para ser sus discípulos” (Porta Fidei, nº 7).
¿Qué haremos en concreto para
revitalizar la fe práctica en la Divina Providencia?
Profundizar el vínculo con María, como nos lo enseñó el P.
Kentenich. Ella
es para nosotros el prototipo del creyente, la confianza en la providencia
encarnada. En Alianza de Amor con María aprendemos de Ella su fe viva, su confianza filial y su entrega comprometida a Dios.
Cuando queremos conocer nuestro camino de vida María nos dice: “Hagan lo que Él
les diga” (Jn. 2, 5). En Alianza con María, Ella nos educa para que descubramos
la presencia de Dios en nuestra vida, a vivir en diálogo con Él y a seguir su
camino.
2. ¿Qué significa profundizar el ardor misionero por una cultura de
Alianza?
El 18 de octubre pasado, junto a todo el
Movimiento en el mundo entero, hemos comenzado el 3º año en camino al gran
jubileo del centenario del Schoenstatt en el 2014, llamado el año de la Misión.
En este año queremos crecer en el ardor
por la Misión.
Es la actitud que impulsó a María
para salir e ir al encuentro de su
prima Isabel ofreciéndole su ayuda
concreta, la de sus manos y regalando
la presencia del Hijo que portaba en sus entrañas, nuestro Salvador. María es la primera misionera de un Dios
que hace Alianza con su pueblo. María
gestó así cultura de Alianza.
Los apóstoles fueron animados por este
mismo espíritu misionero que hoy sigue impulsando a la Iglesia al anuncio de
Cristo a todos los hombres en todo tiempo y lugar.
Este mismo espíritu
misionero ardió en el corazón del P. Fundador y lo movió a lo largo de
su vida. En una Carta al P. Carlos Sehr, del año 1953 decía:
“Nuestra Misión Mariana nunca me dejó
tranquilo, y me ha dado la fuerza y el coraje para recorrer el mundo buscando
aliados para la realización de esta misión”.
Nosotros somos sus aliados y herederos hoy. Este ardor misionero
por una cultura de Alianza queremos realizarlo cada uno en nuestros propios
ambientes ¡y más allá también! aprovechando tres medios que nos identifican y nos son muy queridos: las misiones (juveniles y familiares), la
Campaña de la Virgen Peregrina y la Pastoral de Santuario.
Por último, quiero decirles que el
espíritu misionero que brota de la Alianza con María sigue ardiendo en nosotros
y se manifiesta en la fidelidad,
creatividad y audacia misionera.
- Fidelidad misionera porque bebemos de la fuente que bebió el P. Fundador, la fuente de
la Iglesia: Cristo Jesús. De lo contrario vana sería nuestra fe y seríamos
charlatanes.
- Creatividad misionera, para buscar un lenguaje y métodos renovados a fin de llegar al
hombre de hoy y compartirle la verdad y el amor de Cristo y de María;
creatividad para gestar nuevos modelos culturales alternativos al imperante,
modelos basados en los valores del Evangelio y en la Alianza de Amor,
aplicables a la política, la educación, la economía, el arte, la ciencia, las
comunicaciones. (Conf. Aparecida, nº 480)
- Audacia misionera para salir de nosotros mismos; para hacer algo nuevo; para saltar
barreras de ambientes, culturas, ideologías y antinomias y llegar al hermano;
para compartir la fe; para crecer en el amor fraterno y solidario. Es la audacia
del corazón que ama, que arde por la misión y va más allá. Como decía don Joao
¡siempre un poco más!
Queridos hermanos, este espíritu
de renovación en la fe y en la misión lo expresamos en el lema que nos guiará a
lo largo del año 2013:
¡CON MARÍA, ARDAMOS POR LA MISIÓN!
Desde el Santuario les mando un
cordial saludo y bendición.
¡Feliz día de Alianza! ¡Feliz
mes de María!
P. José Javier Arteaga
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