Avivando el fuego en la Jornada Regional del NOA de la Campaña del Rosario

(NancyGambandé) Despuntaba el día y aparentaba ser frío, lluvioso quizás, ese domingo 9 de setiembre de 2012.
Con todas las cosas listas y el corazón acelerado, los misioneros partían de sus hogares con gran expectativa. Llegaron tempranito al Santuario que, como siempre, con sus puertas abiertas, los recibía otra vez.
Comenzaron a preparar los stands, en silencio pero alegres y expectantes. Pronto llegaron compañeros de las distintas Ramas del movimiento. Besos, abrazos… ¡La alegría del rencuentro!
Esperaban ansiosamente a los hermanos de más lejos: Santiago del Estero, Salta, Catamarca y del interior de la provincia. Mientras tanto, iban cumpliendo con los pasos previstos, la acreditación, saludar a LA MATER, a los amigos.
Ya la mañana avanzaba lenta pero segura, cuando llegó el Padre Guillermo Cassone. Su sonrisa de siempre, la bienvenida afectuosa que siempre corren a recibir de sus brazos, el asombro por conocer cómo transcurriría todo, era una experiencia única.
El calor de las gracias del Santuario, el calor de la familia reunida.
El Padre bendijo la jornada dentro del Santuario, con todos los integrantes, que tenían el corazón apiñado del calor que sentían allí dentro. Algo era seguro: la Mater los cobijaba en sus brazos otra vez.
Salieron de allí dispuestos a escuchar y aprender cada día más sobre cómo ser un dirigente, cómo misionar mejor, como lo hacía DON JOAO.
Los esperaba un desayuno suculento en el que pudieron reencontrarse, re descubrirse sin la presión de los tiempos y con el afán de saber más. Caras conocidas y otras no tanto se fueron confundiendo en un café relajado y ameno.
Las responsables de la Campaña del Rosario de Tucumán hablaron sobre cada tema en particular mientras una presentación en power se abría como abanico ante los ojos: los colores, las luces, los giros, todo tenía sabor a nuevo.
Cada una de ellas ponía el corazón en cada frase, en cada concepto, mientras el P. Cassone asistía atentamente a cada tema que se trataba con la envergadura que corresponde a los dirigentes para los tiempos actuales. La conclusión fue clara y contundente: María, que quien me vea, te vea a Ti”.
Re encender, recrear, reformular
El desafío estaba planteado: re encender el espíritu, recrear las formas y reformular la estrategia, serían los ejes para terminar con este año y enfrentar el Año de la Misión, que ya se aproxima.
Luego de una pausa continuaría la charla a cargo del P. Cassone: "Santuario fuente de vida y misión", sus años en Schoenstatt, sus largos viajes y sus vastos conocimientos, convierten las charlas del Padre Guillermo Mario en un placer para todos aquellos que tienen ansias de saber más, de conocer de cerca a quiénes él tuvo la bendición de poder ver y hablar; sus anécdotas con el P. Kentenich o los detalles de la personalidad de Don Joao Pozzobon eran para todos tesoros que se descubrían ante los ojos para conocerlos mejor.
Con fino humor y su buen gusto para intercalar un chiste, amenizaba la jornada. Había omenzado a llover y el viento era más frío; sin embargo nadie se daba  cuenta de nada pues tenían los ojos posados en él, que con un gran carisma los hacía reír de vez en cuando, ¿¿¿O quizás estaba probando si estaban atentos???
Llegó la hora del almuerzo y las mesas de fueron poblando de corazones nobles y encendidos que buscaban momentos de buena charla y muchas risas. Tocó el turno luego al fogón, amenizado por los santiagueños, que siempre aportan su chispa entusiasta e histriónica.
No faltó la explicación sobre el camino hacia el 2014, la exposición cálida y cordial de Lilian Pera entusiasmó a todos y disipó muchas dudas, su maestría en resolver todo lo que  aqueja, con su radiante sonrisa hace que todo parezca más fácil.
En vísperas de celebrar los 62 años de que Joao Pozzobon iniciara la Campaña del Rosario, en su Brasil natal, el 10 de setiembre de 1950, rezaron un Rosario iluminado y meditado, que con sus cuentas desgranadas en cada Avemaría, iban dándole forma a la tarde que ya promediaba  y para continuar con ese clima de adoración a nuestra Madre y su Hijo, comenzaron los preparativos para la SANTA MISA.
Llegaban más hermanos a esa hora y las fuerzas se renovaban con sus brazos abiertos y los de los demás cansados, pero pletóricos de tanto recibir conocimientos, entrega, valores, amor, vínculos.
Hacía mucho frío, ya no llovía y luego de la bendición, volvieron a casa con la sensación maravillosa del deber cumplido y esa frase palpitando en sus  mentes y sus corazones: ¡Qué bien que estamos aquí! A continuar recorriendo los senderos de la Patria, con la imagen peregrina en nuestros brazos, las palabras justas en nuestros labios y nuestro corazón dispuesto a la misión para la que nos consagramos. Con mucha más fuerza y coraje, en el año que vamos a iniciar, el Año  de la corriente misionera!












No hay comentarios: