Amaneció el día ventoso y frío, pero igual nos aprestamos a realizar todos los arreglos en el templo de la parroquia Inmaculada Concepción de nuestra ciudad, llenas de un íntimo gozo al ir saboreando de antemano la vivencia de esta presencia tan significativa para la familia de Schoenstatt en Tafí.
A las 10 de la mañana el matrimonio Juárez, de Obra Familiar, llegó portando el símbolo; la emoción se reflejaba en el rostro sonriente de Silvana que llevaba en sus manos el sacramental que nos hacía sentir la presencia de un transparente de Dios, como lo fue nuestro padre fundador.
Mientras nos dirigíamos en procesión hacia el lugar de honor preparado, realizamos la lectura de una breve reflexión del padre Guillermo Cassone. El corazón latía con fuerza al mirar y admirar el símbolo, y todos sentíamos el impulso de acercarse y tocarlo.
En ese momento llegó la Hna. M. Madeleine y la invitamos a dirigir unas palabras que nos conmovieron por la profundidad de su mensaje.
Nuestro párroco, Roberto Espeche escuchó atentamente hasta que la Hermana concluyó.
Luego comenzamos el rezo del rosario iluminado, siendo los misioneritos quienes encendían las velas correspondientes a cada misterio.
Mientras esto ocurría, el padre Roberto esperaba en el confesionario a los fieles, que respondimos a su invitación a realizar el sacramento de la confesión, gesto la Hermana que luego omentó le produjo una gran alegría.
A continuación celebramos la Santa Misa en acción de gracia por el doble regalo que recibimos los taficeños: agradecer los 13 años de nuestro amado santuario de la Virgen
de Schoenstatt en Tucumán y la visita del símbolo de Dios Padre. La homilía del P. Roberto fue intensa, él también se sintió feliz y agradecido por celebrar junto a la familia de Schoenstatt de Tafí estos eventos.
Invitamos luego a los hermanos en la alianza a compartir un rico café en la casa parroquial , para retornar al templo y acompañar a quienes se quedaron con nuestra peregrina auxiliar y el símbolo,iniciando el momento de oración, esperando a nuestros hermanos de Lules, los madrugadores, quienes llegaron después del mediodía .
Mientras regresamos a casa, nos dimos cuenta que la presencia del símbolo y nuestra Mater encendió no sólo nuestros corazones de filialidad y compromiso sino también el día se iluminó con un radiante sol, bendiciendo esta jornada inolvidable.
Teresa R. de Cajal
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