
Sión del Padre, 29 de abril de 2009
QUERIDOS MISIONEROS DE LA VIRGEN PEREGRINA
En este día de Sta Catalina de Siena, la gran santa italiana que renovó la Iglesia de su tiempo, les escribo esta nueva carta. Todavía vibra en el corazón los sones de la Jornada de Representantes de la Campaña. Por eso quiero unir toda esta vida a la del Movimiento de Schoenstatt en Argentina que ha escogido como lema 2009: “Familia viva, esperanza argentina”.
Familia viva:
Desde hace varios años el Movimiento en Argentina lucha por renovar la familia. Esta tiene que estar “viva” para superar los grandes desafíos que tenemos en este tiempo.
En la Campaña hemos descubierto un sendero para vivificar a la Familia y a las familias: servir a los niños que son su futuro. En Aparecida afirman los obispos: “sobre todo la primera infancia (de 0 a 6 años) requiere de un cuidado especial” (nro 439). A través de ellos esperamos llegar a las “familias jóvenes”, entusiasmar a los abuelos por la educación religiosa - humana de sus nietos, sembrar valores en los más pequeños y ayudarles a que sean evangelizadores de sus compañeros y sus familias. El “trencito de la Campaña “ quiere y debe ser visto en esa perspectiva: apoyar a los niños y así vivificar a las familias.
Preguntémonos: ¿queremos jugarnos por los niños para renovar la familia? ¿estamos dispuestos como Campaña a dar este aporte al Movimiento?
Esperanza argentina
El P.Horacio Sosa exhortaba una vez afirmando: “No te olvides, familia, que tu padre fue profeta... No te olvides, es decir, recuerda, para que esta memoria te despierte, para que esta memoria te estimule, para que esta memoria de tu profeta no te deje nunca caer en el desánimo tan típico de este mundo, de este momento, en esa resignación derrotista de muchos”.
Esto vale también para Don Joao: un pequeño profeta en las huellas de su maestro. Hoy la esperanza pasa por ahí: estamos llamados como misioneros a ser fuente de esperanza para todos. Cuando hay tanto desánimo en la gente, tanto abandonar los ideales y acomodarse a la realidad, tanto bajar los brazos pues no puedo, tanto cortarle las alas a los jóvenes y convencerlos que los ideales no valen la pena queremos manifestar que esto es posible. Lo hemos visto realizado en Don Joao. Él fue un hombre que se animó a amar heroicamente, a creer heroicamente, a levantar la bandera de la esperanza heroica.
Él sabía muy bien que su amor, su esperanza, su fe no se sostenían por su fuerza solamente. Sino por aquella a quien había entregado su vida. Como él mismo decía: “por el santuario me entregué, por el santuario viviré, por él moriré”.
Preguntémonos: ¿he perdido la sal en mi ser misionero? ¿me sigue conmoviendo la Campaña y cuando vienen las dificultades me siento llamado a dar lo mejor de mí mismo?.
Les pido una oración especial para Facundo y Federico, dos diáconos de los Padres que serán ordenados sacerdotes este fin de semana en el Santuario de Córdoba. Me sigo confiando a la oración de uds y les envío mi bendición sacerdotal.
P.JUAN JOSÉ RIBA
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