Carta de Marzo del P. Juan José Ribá


Miércoles de cenizas, 2009
QUERIDOS MISIONEROS DE LA CAMPAÑA DEL ROSARIO:
Hoy comenzamos la Cuaresma un “tiempo fuerte” para renovarnos espiritualmente como le gustaba afirmar al P.Kentenich. Para nosotros, los misioneros, estará muy unida en este año 2009 a la gracia de ser “más” niños ante Dios. Todo hijo de Dios se siente profundamente hijo de la Iglesia como nos lo previvió Don Joao. ¿A qué nos invita la Iglesia en este tiempo de cuaresma?.
El ayuno
“Eran días de pan y rosario” afirmaba Don Joao cuando peregrinaba de casa en casa y no tenía tiempo ni para comer. El ayuno quiere ayudarnos a purificar nuestras apetencias y desórdenes. Es como el ejercicio que debe hacer el atleta para poder participar y triunfar en la competencia. También nosotros, no importa la edad, somos “atletas de Dios”, como lo fue Don Joao. Corremos llevando la peregrina a todos, en este año en especial a los niños. Al recordar esto agregaba: “¡Gracias, Madre! ¡Oh, Madre!, al evocar estos recuerdos, te agradezco de corazón por la gracia que hiciste de conservar en mí el espíritu de un niño pequeño”.
Preguntémonos: ¿es para mí el ayuno una forma de purificar mi amor y llegar a ser más niño?
Limosna
“Atender a los pobrecitos”. La Villa Nobre da caridade es un ejemplo permanente del cariño y preocupación de Don Joao por lo pobres. Los carenciados no eran para él un número sino rostros concretos a los que conocía por su nombre, les ayudaba a edificar sus casas, los educaba para que sean tanto buenos cristianos como ciudadanos dignos. Don Joao superó así dos grandes tentaciones: huir de los pobres o utilizarlos para fines “non sanctos”. Para él el amor a los humildes surgía como una respuesta a la Madre y “expresar así con más perfección el espíritu de caridad y amor al prójimo. Inclinar los ojos para encontrarse con los humildes y los pobrecitos; extender la mano para darles un alimento corporal, y con palabras el alimento espiritual”.
Preguntémonos: ¿tengo alguien pobre a quien le llevo la Peregrina? ¿me ocupo o huyo de ellos?
La oración
Don Joao confiesa: “Después que comenzaron las cruces de las que he estado hablando me convertí en un niño de espíritu. Cuando la Campaña fue creciendo, me convertí en un burrito que iba cargando a la Madre”.
Sin un espíritu de niño radical, profundo y duradero, estaremos caminando siempre por el acantilado de la frustración, la resignación y la depresión. A cuántos misioneros se les ha “congelado el alma” pues dejaron de ser niños, de confiar en Dios y la Mater, de sentirse utilizados como burritos por Ella y quedar asombrados que, a pesar de todas les debilidades, Dios hace cosas grandes con instrumentos pequeños.
Preguntémonos: ¿he conservado el espíritu de niño en mi tarea misionera?
Que esta Cuaresma nos renueve profundamente en cuerpo, alma y espíritu para servir mejor a la Reina, allí donde Ella nos envía.
P.JUAN JOSÉ RIBA

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